En un nuevo estudio se ha profundizado en el problema y también se han identificado medidas para usar de noche los ordenadores tableta con el menor impacto posible sobre el ritmo circadiano.
Este nuevo estudio a cargo del Centro de Investigaciones sobre la Iluminación (LRC por sus siglas en inglés), dependiente del Instituto Politécnico Rensselaer, en Troy, Nueva York, muestra que una exposición de dos horas a dispositivos electrónicos equipados con pantalla de luz posterior acarrea una fuerte disminución en la secreción de melatonina, lo cual puede retardar la aparición del sueño, y hacer que las personas afectadas, sobre todo si son adolescentes, se duerman tarde.
El equipo de investigación, encabezado por Mariana Figueiro, profesora en el Instituto Politécnico Rensselaer, y directora del Programa Luz y Salud del Centro de Investigaciones sobre la Iluminación, comprobó los efectos del uso de ordenadores tableta con pantalla de luz posterior en la secreción de melatonina. A fin de emular el uso común de estos dispositivos, 13 sujetos de estudio utilizaron tabletas de esa clase para leer, jugar con videojuegos y ver películas.
Los resultados del estudio indican que una exposición de dos horas a la luz de tales pantallas puede reducir la melatonina hasta en un 22 por ciento. Influir en el sistema circadiano humano hasta este grado puede alterar el ciclo sueño-vigilia en quienes usen esos dispositivos poco antes de disponerse a dormir.
Los valores de disminución de la melatonina fueron, en general, bastante similares a los estimados mediante el uso de un modelo predictivo. Esta similitud puede dar a los fabricantes de pantallas una herramienta con la que poder determinar hasta qué punto sus productos podrían llegar a afectar a la regulación del sistema circadiano.
Los resultados de este estudio, junto con el citado modelo predictivo desarrollado en el Centro de Investigaciones sobre la Iluminación, podrían inducir a los fabricantes a diseñar dispositivos electrónicos más adecuados para proteger el ciclo circadiano, que podrían aumentar o disminuir automáticamente los estímulos circadianos según la hora del día, pudiendo reducirlos en las tardes y noches para promover el sueño, y aumentarlos por la mañana para animar el estado de vigilia.
En el futuro, los fabricantes podrían poder usar datos y modelos predictivos para diseñar los ordenadores tableta de manera que reaccionen automáticamente a la exposición o ausencia de la luz natural diurna de forma que minimicen los efectos de algunos trastornos relacionados con el nivel de luz y/o con el sueño: Por ejemplo, la depresión promovida por la escasez de luz en inviernos de latitudes muy altas, o las alteraciones del ciclo sueño-vigilia que sufren algunos ancianos (se duermen a ratos durante el día y sufren insomnio durante la noche). Las personas afectadas podrían recibir tratamientos de luz mientras juegan o ven películas, lo cual resultaría una terapia lumínica mucho más agradable y divertida que la de limitarse a permanecer sentado ante una caja de luz.
Hablemos ahora de la melatonina. Es una hormona producida por la glándula pineal durante la noche y bajo condiciones de oscuridad, tanto en especies de hábitos diurnos como en las de hábitos nocturnos. Es una especie de sincronizador para ayudar a adaptar biológicamente el cuerpo al ciclo natural día-noche. El tener la vista expuesta a la luz por la noche, sobre todo a la luz de onda corta (de colores azulados), puede retardar e incluso detener la producción nocturna de la melatonina.
Las tabletas pueden afectar a nuestro ritmo de producción de melatonina. (Foto: RPI)
La supresión de la melatonina por la exposición nocturna a la luz produce la ruptura del ciclo circadiano, y se le atribuye un papel en diversas dolencias, que incluyen perturbaciones del sueño, mayor propensión a la diabetes y a la obesidad, así como un riesgo más elevado de contraer enfermedades más graves, como el cáncer de pecho, si la ruptura del ciclo circadiano ocurriera durante muchos años consecutivos, como en bastantes casos de trabajadores de turno nocturno que no se adaptan debidamente.
Los desarrollos tecnológicos de hoy nos han traído televisores y monitores de ordenador más grandes y más luminosos, así como pantallitas emisoras de luz para casi cualquier dispositivo electrónico de uso común, como por ejemplo teléfonos móviles, tal como subraya la investigadora Brittany Wood del LRC. Para producir el color blanco (que en realidad no es un color, sino el conjunto de todos los colores a la vez), estos dispositivos electrónicos deben emitir luz a longitudes de onda cortas, lo cual los convierte en fuentes potenciales de interferencias que suprimen o retardan el comienzo de la producción de melatonina en el cuerpo humano al anochecer, con la consecuencia de que disminuye la duración del sueño y tiende además a ser entrecortado y agitado.
El equipo de Figueiro, Wood, Barbara Plitnick y Mark S. Rea, todos del LRC, estableció que la duración de la exposición a la luz, y la distancia entre el ojo y la pantalla luminosa, factores que determinan la cantidad de luz que alcanza el fondo del ojo y por ende el nervio óptico, afectan a los niveles de melatonina. En la investigación se determinó que la producción de melatonina no fue afectada significativamente después de una exposición de una hora a un ordenador tableta. Sin embargo, después de una exposición de dos horas, sí se registró una supresión significativa.
Hasta que los fabricantes desarrollen dispositivos electrónicos cuyas pantallas aumenten o disminuyan automáticamente la exposición lumínica según la hora del día para evitar interferir en el ciclo circadiano, Figueiro y su equipo nos brindan dos recomendaciones para reducir las interferencias que las pantallas luminosas convencionales de hoy en día pueden causar en nuestro ciclo circadiano:
Una es atenuar tanto como sea posible el brillo de las pantallas por la noche. La otra es limitar el tiempo de uso de esos aparatos con pantalla antes de acostarnos. El objetivo, en ambos casos, es minimizar tanto como sea posible la supresión de la melatonina.
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