domingo, 21 de abril de 2013

Por vez primera, se ha conseguido trasplantar al cerebro de un mono células cerebrales derivadas de células de su piel, y observar a estas singulares células convertirse en varios tipos de células cerebrales adultas.

Después de seis meses, las células con tan singular origen mostraban rasgos del todo normales, y sólo se las podía distinguir de las demás gracias a que inicialmente se las etiquetó con una proteína fluorescente.

Como las células derivaban de células adultas de la piel de cada mono, este experimento constituye una demostración de la viabilidad del concepto de medicina personalizada, en la cual se diseñan tratamientos específicos para cada individuo.

Y como las células de la piel no eran un tejido de otro individuo, no se apreciaron señales de rechazo inmunitario, el cual suele ser un problema importante con los trasplantes de células. "Cuando se observa el cerebro, no se percibe que ahí hay un injerto", subraya Su-Chun Zhang, coautor del estudio y profesor de neurociencia en la Universidad de Wisconsin-Madison en Estados Unidos. Estructuralmente, el cerebro receptor del injerto luce el mismo aspecto que el de un cerebro normal; sólo se puede apreciar el injerto mediante el microscopio de fluorescencia.

Marina Emborg, profesora de física médica en la Universidad de Wisconsin-Madison y coautora del estudio, asevera que ésta es la primera vez que ella ve, en un primate no humano, que las células trasplantadas se integran tan bien, y sin percibirse cicatrices al cabo de seis meses.

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De pie en el centro, Su-Chun Zhang habla con su equipo durante la preparación de cultivos de células madre en el laboratorio de investigación de Zhang. A la derecha aparecen Yan Liu, detrás, y Lin Yao, delante. (Foto: Jeff Miller)

Aún es pronto para poder asegurar que esta técnica puede servir para mitigar lesiones cerebrales en humanos, pero por lo menos los nuevos experimentos resultan alentadores, al no surgir problemas que impidan el aposentamiento de las nuevas células en el cerebro.

Obtener neuronas u otras células cerebrales a partir de células de la piel es una proeza científica que en el pasado se consideró imposible pero que se reveló como factible a partir de experimentos pioneros como el realizado por un grupo de científicos de la Escuela de Medicina en la Universidad de Stanford en California, sobre cuyo trabajo los redactores de NCYT de Amazings escribimos un artículo publicado el 8 de marzo de 2010 (http://www.amazings.com/ciencia/noticias/080310d.html).

Los tres monos rhesus sobre los que se ha trabajado en el nuevo estudio tenían dañada una región cerebral con una lesión que causa el Mal de Parkinson.

Las células trasplantadas se obtuvieron de células madre pluripotentes inducidas (células iPS), que pueden, como las células madre embrionarias, convertirse en células especializadas de prácticamente cualquier clase. Las células iPS, sin embargo, derivan de células adultas en vez de provenir de células embrionarias.

En el laboratorio, se convirtieron las células iPS en células progenitoras neurales. Estas células de estado intermedio pueden especializarse luego en las neuronas que transmiten las señales nerviosas, y en células gliales que realizan muchas funciones de apoyo y nutrición. Esta etapa final de su maduración se produjo ya dentro del mono.

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