Andrew Whitehead, profesor de toxicología medioambiental en la Universidad de California en Davis, y sus colegas, encontraron que los embriones de dichos peces, de la especie Fundulus grandis, expuestos a sedimentos de lugares contaminados por el petróleo en 2010 y 2011, muestran anomalías en el desarrollo, incluyendo defectos cardíacos, eclosión tardía y menor éxito de eclosión. Los peces de este tipo son para la toxicidad de un ecosistema acuático lo que es para una mina de carbón el proverbial canario.
Otras especies que comparten hábitats similares con el Fundulus grandis pueden estar en riesgo de padecer efectos similares. Entre estas otras especies figuran peces, crustáceos y moluscos.
Este embrión de Fundulus grandis estuvo expuesto a sedimentos sucios de petróleo del vertido de la Deepwater Horizon en 2010. (Foto: Benjamin Dubansky / UC Davis)
"Estos efectos son característicos de la toxicidad del petróleo crudo", explica Whitehead. "Es importante que observemos el problema en el contexto del derrame de la plataforma Deepwater Horizon, porque esto nos dice que es demasiado pronto para afirmar que los efectos del derrame son intrascendentes y bien conocidos. Por su naturaleza, los efectos sobre la reproducción y el desarrollo, efectos que podrían afectar a poblaciones, tardan en manifestarse".
En la investigación también han trabajado Benjamin Dubansky, Jeffrey Miller, Charles D. Rice, y Fernando Gálvez.
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